Nota de Prensa

San Pedro Sula, Honduras.

Michael Nasser es un empresario de padres hondureños que se arriesgó a ganar cuando fundó el Grupo Levanter, una tercerizadora de servicios  a diferentes compañías de Estados Unidos.

Bastaron dos meses para que el proyecto piloto, que arrancó en la capital industrial, fuera el definitivo del nuevo esquema de servicios que hoy busca más personas que, como Michael alguna vez, quieren su oportunidad. “Es una empresa totalmente diferente a un agente de servicio al cliente o agente de ventas. Levanter ofrece servicios profesionales de interpretación, programación y asesoría financiera a diferentes compañías en Estados Unidos.

Somos proveedores de servicios para la empresa más grande de servicios de interpretación del mundo, la que cuenta con clientes en la industria bancaria, turismo, salud (hospitales), empresa privada, el Gobierno de los EUA y servicios de emergencia como el 911, entre otros.

Tengo mucha experiencia en el área de subcontrataciones, lo hice por mucho tiempo con recursos que había en India, pero en el año 2000 empecé a averiguar cómo hacer ese tipo de servicios en América Latina, porque el problema en Asia es la diferencia de horario y la cultura totalmente distinta. Cuando se subieron los precios y ya no combinaba mandar todo ese trabajo allá, vi que la cultura latina estaba más alineada para manejar y controlar las operaciones.

Todos los puntos anteriores me dieron la confianza para considerar que hacer un proyecto en América Latina tenía sentido. Ahora ¿dónde ir? y vimos a México, Costa Rica, Panamá, Sudamérica y todos, y como tengo conocimiento de Honduras me fijé que hay algo en este país que es distinto. Uno, la cantidad de escuelas bilingües, más que otro país de Centroamérica. No hay ningún tipo de industria o de trabajo que no se puede traer para Honduras. Además, había capacidad y gente disponible para trabajar. Todos esos puntos eran buenos y solo me faltaba ver cómo era la estructura. Cuando vi que estaba la infraestructura (refiriéndose a Altia), me dio la confianza que en ese momento debía hacer el proyecto.

Al principio desconocía los servicios de interpretes. Por ejemplo, los que demandan los doctores estadounidenses que atienden latinos. Quería saber si podía implementar el proyecto en Honduras, pero no sabíamos lo suficiente del país. No podía apreciar el talento que había o cambiar la percepción negativa, pero estaba convencido que podía arrancar con ese servicio si me daban la oportunidad. Le dije a alguien “ya te vas a fijar que el tipo de gente que vamos a encontrar puede ser mejor que otros lados”. Ahora son 200 personas contratadas.

Estamos buscando diamantes que deseen cambiar la percepción que se tiene de Honduras. Nuestra gente aprende algo nuevo todos los días. Es vital que tengan como valores personales la integridad, dinamismo y profesionalismo. Para el desarrollo del trabajo se requiere de una excelente capacidad de retención y de mucha concentración.”